San Juan de Dios Market
El Mercado San Juan de Dios es tan grande, que recorrerlo te tomaría una semana. Su historia está conectada con la fundación del primer barrio de Guadalajara.
Empiezo esta crónica con algunos lugares comunes: recorrer Guadalajara es sumergirse en una atmósfera de sofisticación brindada por la suntuosa zona corporativa de la avenida Américas, también por las colonias Providencia o la Country Club. Pero para los viajeros que gustan de empolvarse el calzado será menester alejarse un poco de lo exquisito para adentrarse en los lugares más populares, pues son éstos los que nos conectan con el origen de la ciudad. Por eso me metí al Mercado Libertad, conocido como San Juan de Dios, ‘San Johny’ y sobre todo ‘Taiwán de Dios‘.
Y si supone que este último nombre se deriva de la cuantiosa gama de mercancías provenientes de Asia y sus alrededores, le diré que está en lo cierto. El San Juan de Dios tiene más de 3 mil locales de puro contraste: a un lado de los puestos de figuras religiosas católicas están los puestos para realizar hechicerías que nos prometen controlar nuestro destino a capricho.
Después, muy pegado del lugar donde venden los Xbox Series X están los artículos de charrería. En la zona de alimentos lo mismo se encuentran tortas ahogadas o birria que la rica comida japonesa del Junichi, ¡ah!, por cierto, vaya al segundo piso del mercado para probar el caldo michi, una delicia que sirve el mexicano-japonés Javier Yutaka, integrante de una familia nipona que migró a esta parte de Guadalajara huyendo de la posguerra, ¿no le digo?, este mercado es pura historia, aunque ésa es otra historia, así que vayamos a lo que nos truje.
Cuando vaya a gastar la suela por los patios y pasillos de este centro de abasto popular, le dirán que la historia del Mercado Libertad comenzó en 1888, y que en 1925 aquella primera infraestructura fue mandada a demoler por el entonces gobernador José Guadalupe Zuno para construir un nuevo edificio, pero la cosa no terminó ahí, ya que en la década de 1950 se da una tercera demolición que abrió el camino para erigir el inmueble que se conserva hasta hoy.
Y, hablando de la capital del país, habrá que decir que los habitantes de la misma, quizá no dirijamos mucho nuestra mirada a Guadalajara cuando buscamos comprarnos algo que nos llene de alegría por unos instantes, pues para eso tenemos Tepito con sus 10 mil puestos, más los mil del Mercado de la Merced y los incontables que hay alrededor del Zócalo.
Pero para los habitantes de Guanajuato, Aguascalientes, Nayarit, Durango, Michoacán y Zacatecas, por mencionar algunos de los estados cercanos, para ellos ir al Taiwán de Dios es obligado al menos una vez al año, y también lo debería de ser para todos los mexicanos.
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